Querido diario, miau.

¿Alguna vez te has sentido al borde del abismo, con el mismísimo destino haciendo malabares con tus nueve vidas? Pues así fue para mí en ese fatídico 18 de septiembre, día de la patria. Estando en el esplendor de mi belleza, con el sol acariciando mi pelaje, fui atacada por un dolor EXCRUCIANTE, APOCALÍPTICO.

Yo me mantengo fiel a mi lema «siempre diva nunca indiva», pero este dolor superó todos los límites. En plena AGONÍA, me metieron en mi mochilita y corrimos a la clínica a toda velocidad.

Ahí, entre luces frías y manos extrañas, me hicieron una ecografía. Y lo que encontraron fue aterrador: dos cálculos gigantescos, ENORMES, llamados Phineas y Ferb. Yo aún no entiendo cómo algo tan monstruoso podría estar dentro de mí hermoso cuerpo. Entre medicamentos que nublaban mi mente y doctores que aparecían con tubos y agujas, perdí completamente mi dignidad. Dejé de ser Sakura diosa felina de impacto y pasé a convertirme en una simple gatita kitty fluffy.

Luego vino la operación, una lucha épica entre la vida y la muerte. Mis informantes, con lágrimas en los ojos, me confesaron que aunque la operación fue un éxito, los daños ya estaban hechos. Phineas y Ferb me generaron una infección, lo cual desencadenó un postoperatorio que se convirtió en una odisea de proporciones shakesperianas, con montañas rusas emocionales y momentos de alto peligro.

Pero, como el fénix, renací de mis cenizas. Tras seis eternos días, en los que cada minuto parecía una vida, regresé a casa, esperando ser recibida como la diosa que soy. Y así fue. Mis karens me consintieron, me dieron manjares dignos de la realeza y, lo mejor de todo, habían desterrado a esas intrusas, Kiara y Fiorella. Diez días de paz celestial, hasta que la cruda realidad golpeó nuevamente mi puerta. No se imaginan lo indignada que estaba: KAREN, en un recurrente acto de traición y psicopatía trajo a los microbios de vuelta a MI casa.

Por supuesto que les declaré la guerra, pero estas gatas descaradas en lugar de llegar a mi casa con temor y múltiples ofrendas, intentaron atacarme! Asi es, Karen dice que no me reconocieron porque yo tenía olor a clínica y medicamentos. Entonces las muy traidoras me hicieron la desconocida, me gruñeron e invadieron todo.

Por supuesto, yo no me rendí tan fácilmente. Luché, gruñí, maullé con pasión y determinación. Sin embargo, el destino, con su cruel sentido del humor, decidió que compartiría mi reino con ellas. 

Ahora ya ha pasado más de un mes desde ese episodio traumático y todo está volviendo a la normalidad. Mi salud se fortalece, mi pelaje brilla de nuevo, Kiara y Fiorella siguen siendo unas insoportables.

Los médicos dicen que cambiando mi alimentación podré darle fin a este drama de una vez por todas. Conociendo a Karen, básica, lo más probable es que le haga caso en todo a los doctores y corra a comprarme unas croquetas asquerosas.

En fin, a soportar.

Sakura, octubre 2023